sábado, 3 de diciembre de 2011

Miradas furtivas

'Observados' exposición de la fotografía como vía de transgresión de la privacidad o muestra de los instintos del ser humano. Capturas, desde 1870, que destapan la evolución del concepto intimidad.



Piensas que estás solo, que nadie te mira, pero... 
Lo que sigue a los puntos suspensivos forma parte de Observados, voyeurismo y vigilancia a través de la cámara desde 1870, una exposición de la Tate Modern de Londresque estará hasta enero en la Fundación Canal de la Comunidad de Madrid. 
Son 170 instantáneas en las que fotógrafos famosos -como Walker Evans, Robert Frank o Merry Alpern- y fotorreporteros captan con sus objetivos jugosos momentos íntimos. 

"No se puede culpar a la cámara por lo que nos hace", argumenta Sandra Phillips, comisaria de la exposición. El fisgoneo es una necesidad humana que aparece hasta en los relatos bíblicos, y que simplemente se ha ido modificando de la mano de la tecnología.
Hemos pasado de espiar a una dama bañándose en el río a ver en internet las fotos que Scarlett Johansson se hizo para su novio, o a retratar cada acontecimiento callejero con el móvil como si fuéramos periodistas. 

Sexo y violencia 
Pero la esencia del voyeurismo no ha cambiado: se trata de captar el momento exacto de situaciones, públicas y privadas "que generan morbo", explica Phillips. La exposición examina incluso los aspectos más invasivos de este fenómeno: la cámara oculta, los paparazzi y la violencia. 

De ahí que la muestra no sea una experiencia inocua. Ciertas imágenes resultan incómodas o generan un gran impacto estético, aunque hay belleza en muchas de ellas.  Entre esas miradas indiscretas, José María Díaz-Maroto, fotógrafo encargado de analizar la muestra, se queda con las de Walker Evans, que "fotografía con el estómago", y las de Cartier-Bresson, el mejor con su 35 mm, que le permitía  pasar desapercibido. 

La parte más contemporánea, protagonizada por Robert Mapplethorpe, Araki Nobuyoshi o Thomas Ruff, también alberga robados de los paparazzi, como el de Paris Hilton llorando en un coche de policía o la de Jackie Kennedy dándose un baño en la isla griega de Skorpios. "No mostraba nada, pero fue muy controvertida en 1970", apunta Díaz-Maroto. Y reflexiona: "Quizá hay códigos morales que no se deberían haber traspasado nunca".


Para ver más imágenes de la exposición.

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