miércoles, 24 de abril de 2013

Están de moda las fundaciones

Intrépidos urbanitas, curiosos y cotillas de los rincones donde descansa la belleza, adormilada, hibernando impávida a la espera que la somete esta época ávara de logros y éxitos. Sé que es complicada azaña encontrarla entre asfalto, cemento, ladrillo y mármol, pero abrid bien los ojos, la belleza, igual que la luz en la oscuridad, aflora, aunque sea un pequeño haz el que se propaga, se ve a distancia.
 
Actualmente uno de los reductos donde podemos hallar porciones de belleza es en las fundaciones de distintas empresas multinacionales. Belleza muy comercial, a simple vista sin ánimo de lucro, pero qué tendrá el arte para que todas las empresas creen fundaciones y para que todas las fundaciones hagan exposiciones de alarde de ese poder y manejo.

Fotografía, pintura e historia son los temas preferidos de estas Fundaciones para sus muestras. El resultado muchas veces es la belleza de lo cotidiano atrapado por la instantánea de un nombre reconocido, momentos por los que pasamos cada día y que no apreciamos por las circunstancias.

Imogen Cunningham nos regaló casi un siglo de imágenes que pude ver en la sala de exposiciones Azca de la Fundación Mapfre. Entre todos los conocimientos que derrochaba sobre su cámara y sus negativos se nota que el mayor regalo de esta mujer es su visión de la vida, como encuadra y enmarca lo que otros verían cotidiano. 

Al igual que la muestra que hay actualmente que instalaron como relevo, la del mexicano Manuel Álvarez Bravo, que como mayor representante de la fotografía moderna latinoamericana, no tiene tanto conocimiento o manejo de la técnica, experimientación o manipulación de la cámara o los negativos, si no algo más poético, un lenguaje a través de la imagen que a una servidora que intenta deleitar con la palabra la deja sin las mismas con muchas de sus percepciones.


Tal es la demanda de la belleza en estas asociaciones llamadas fundaciones... que las salas de Recoletos de Mapfre ahora están reguladas por cita, de quince en quince minutos, para poder ir a visitarlas. Lo peor es que muchas veces tienes que pasarte por allí un par de veces porque hay cita para ver una de ellas y no para ver la otra.... con lo cuál terminé por no ir a ninguna... mejor aprovecho para ver la nueva Fundación Telefónica y ya veré las de Recoletos cuando haya hueco para ver las dos (Impresionistas y postimpresionistas y Luces de bohemia.

Así, de Gran Vía pasé a Fuencarral y entré por la siguiente puerta que hay después de la de la tienda más grande de Telefónica que imita la pureza y sencillez del mundo Apple, y encontré la Fundación. Reducto de belleza, nada más cruzar el umbral y ver la escalera de caracol de un estilo arquitectónico que se hace notar.

Virxilio Vieitez, es el objeto de la exposición que publicitan fuera. Un fotógrafo gallego que se pasó los años de la postguerra inmortalizando familias y personajes entrañables, un repaso a la moda, desde el pueblo cerrado a la pequeña apertura de la ciudad emergente.


Además de la sala de exposiciones tiene una exposición sobre la evolución de las telecomunicaciones, buena elección, no se me ocurre mejor sitio donde hacer una muestra de este tipo, y además es curiosa, está bien para completar el edificio, todavía poco explotado, a mi parecer.

Existen muchos más sitios donde ir a buscar arte, belleza, sentimiento... Pero ya saben, buscatesoros, un lugar por el que empezar. Sin saber muy bien por qué, estas empresas hacen colecciones de gran valor. Si bien es cierto que es arte tratado y empaquetado, y lo que quieren es descubrir algo más particular, la belleza de su mundo concreto... desperecen bien los sentidos, quizá anden caminos paralelos.




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