domingo, 2 de agosto de 2015

Más que un restaurante, descubre Desengaño 13

A pocos metros de la Gran Vía madrileña, se encuentra un gastrobar de lo más inusual. Su ubicación paralela a la arteria de Madrid, en Desengaño, 13, de donde recibe su nombre, es un honor a la vez que una gran presión. Centenares de restaurantes intentan competir por ofrecer un gran menú en un distinguido ambiente, Desengaño 13, lo consigue.

Su maridaje de tradición e innovación da lugar a una original carta con platos de la huerta, del mar, de la granja o de la montaña, entre los que destacan platos típicos de distintos lugares del mundo. Una cocina internacional para disfrutar un auténtico ceviche peruano o una entraña argentina con chimichurri de bastante calidad.

Las presentaciones no pasan desapercibidas, tienen muy buen gusto con un toque moderno a la vez que retro, muy de moda en el mundo de la alta cocina.

El lugar, decorado con butacas rojas y algunas mesas altas entre las bajas de la sala, alberga en sus paredes obras de arte de exposiciones itinerantes, actualmente, Watercolor Nanoas.

Podría elogiar todos sus platos, pero he de destacar una selección a modo de un menú degustación de D13. Para comenzar un aperitivo apto para veganos, el hummus de zanahoria. Un toque de comino, aceite de ajo, pimentón y semillas de sésamo provocan el característico sabor del hummus, pero mucho más fresco y ligero. Emplatado en una fuente alargada y curva con regañás como acompañamiento del puré, se convierte en un perfecto entrante para paladear este comedor.

Seguimos con queso frito enrollado en hojas de albahaca con mermelada de tomate. Exquisitos rollitos, donde casa perfectamente el sabor del queso con la albahaca. Mientras que el contraste de la dulzura de la confitura y las texturas del rollito crujiente con la cremosidad del queso y el tomate suave y fresco, nos resaltan más cada una de sus cualidades.

Un manjar estival y de los más sorprendentes, es el gazpacho de fresón con vieira a la plancha. Éste se emplata en mesa; un fondo de trocitos de fresón es cubierto por el gazpacho y se sirve encima la vieira a la plancha, manteniéndose templada mientras lo disfrutamos. En este caso, el envolvente sabor dulce y ácido llena y recorre toda la boca; y el juego de texturas y temperaturas toma especial importancia.

De la mar, el ceviche. Como ya hemos reseñado las calidades son una de las cualidades de D13, por eso el ceviche es de corvina salvaje, acompañado de mango, cebolla y maíz frito. Una ejecución muy tradicional y correcta. El toque mágico es el mango, contrastando el ácido ceviche con la dulce fruta. El maíz frito, podría sobrar, ya que es tostado natural y desluce el sabor. Podría ser mejor idea, quizá con otro fruto seco y machacado, en lugar de entero, que daría una combinación más refinada.

Y de la montaña, entraña a la parrilla sobre tomillo fresco con salsa chimichurri. La carne jugosa y al punto descansa sobre una cama de tomillo fresco que le da mucho aroma y sabor de campo y brasa. Acompañado de salsa chimichurri servida en una lata de conservas (vintage). El condimento es muy especiado, algo fuerte, mejor utilizarlo con mesura para disfrutar la carne si queremos apreciar bien su sabor.

Entre sus postres hay helados artesanos, pero la especialidad son los coulant de chocolate con crema inglesa. Les gusta jugar con las temperaturas a estos chicos del engaño y desengaño.

Todo esto a un precio muy razonable, en Desengaño 13 la calidad y el buen gusto no están reñidos con la economía, por lo que cualquier día puedes convertirte en un catador de fusiones culinarias con mucha creatividad. Te esperan la huerta, la granja, el mar y la montaña, todos juntos, a un paso de Gran Vía.



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