sábado, 2 de abril de 2016

Érase una vez Fortuny Restaurant & Club

En un reino muy, pero que muy, muy lejano, había un jardín, terraza, café, club y restaurante que se llamaba Fortuny.

Eventos, cenas y bailes se celebraban en aquel palacio del siglo XIX, y actualmente se siguen celebrando. Fortuny Restaurant & Club es un cuento de hadas para los príncipes y princesas del siglo XXI.


Conocido por lo espectacular del local y emplazado en el céntrico barrio de Chamberí, Fortuny es popular por sus fiestas, la discoteca terraza es ideal para las noches de verano. La Coctelería & Gin Club sólo cierra los lunes y el resto de días te brinda una hora más que el hada madrina, de 13.00h. a 1.00h. puedes disfrutar la extensa carta de cócteles, vodkas y ginebras elaborados con las atentas técnicas de los barmans y al ritmo de una selección de la mejor música de afterwork para desconectar.

Pero Fortuny es mucho más que copas en un ambiente, antaño palaciego, ahora cosmopolita. En cuanto a restauración, una carta breve pero muy variada, tiene todo lo que puedan desear sus altezas y además cambia cada tres meses para que no se aburran sus exquisitos paladares. Una cocina de base mediterránea que apuesta por la calidad en materias primas y fusiona a la perfección los platos tradicionales con las elaboraciones cuidadas e innovadoras de la alta cocina.

El comedor decorado con una línea clásica y elegante, pero a la par moderna y actual, nada estridente, tiene capacidad para más de 100 comensales. Además dispone de dos salas privadas para hasta 14 invitados especiales.

Recomendaría los Bocados crujientes de vieira trufada con chalota caramelizada al martini, un entrante que de un bocado tiene sensaciones y sabores contrastados pero casados en un perfecto juego de atracción de polos opuestos. Las vieiras frescas y de primera calidad dan la talla y la elaboración y presentación dan un resultado que se come con los ojos, pero mejor no te lo pierdas con la boca.

El Mix de croquetas mar y montaña es uno de sus clásicos. No dejaría de probar el mar cremoso de gambas envueltas de un espectacular crocanti y la montaña con todo el carácter de un plato de rabo buey en una monodosis empanada.

Otro de los entrantes sublimes para el sentido del gusto es la Tarrina de foie con aceite de frutos secos y aroma de vainilla, un poco para degustar es suficiente para apreciar el plato de la aristocracia que se aloja en palacio, pero en más cantidad puede ser algo pesado o empalagoso.

Las Habitas con jamón de pato sobre nido de patatas y yema de corral es un revuelto muy tradicional, pero elaborado de una forma muy original y calidad en cada uno de sus elementos obteniendo un plato totalmente diferente.

Del Mediterráneo también, pero desde la cosata italiana llegan los Raviolis de pularda confitada con queso fresco y pesto genovés, bombas de sabor en el delicioso relleno bañados con una auténtica salsa de albahaca genovesa, piñones y aceite de oliva. Otros platos italianos que destacan en la carta son los risottos, uno de magret y campiñon y otro de boletus y trufa, manjares de reyes. Y una lasaña de rabo de ternera con bechamel de cacao a la naranja.

Los pescados y carnes son toda una delicia. No sabría cuáles elegir, pues todas las piezas son de primera calidad y las ejecuciones al punto ideal de cada plato, o a gusto del consumidor.

Y como en todo palacio que se precie, la corte también puede disfrutar de los mejores lujos. Tendencias como el nuevo concepto Sushi, champagne y caviar que desarrolla una nueva forma de entender la restauración con una extensa variedad en barra de este bocado japonés, las grandes referencias de espumoso y el caviar que destaca, sobre todo, por su presentación.

Todo el banquete con cóctail, cena, copa y baile se celebra en el palacete regentado por un magnífico staff. Un personal tan atento como profesional que tendrán por máxima, el disfrute de sus invitados. Y los príncipes fueron felices, brindaron y comieron sushi... digo, perdices!

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